Si no, no lo hagas (i)

No nos engañemos, en la internacionalización no todo es bueno, ni fácil, ni barato, ni bonito. Es una carrera de obstáculos, una carrera por etapas, que requiere mucho trabajo, concentración y análisis. Con lo que el éxito, como en casi todo, va a depender de tu esfuerzo, tenacidad, fuerza y preparación. Está de moda decir que es el diccionario el único sitio donde “éxito” viene antes de “trabajo”. Nosotros podemos decir que análisis, estudio, decisión, comprobación y currárselo siempre vienen antes de éxito, incluso en el diccionario!! 😉

Presentación1

En el pasado verano, nuestros compañeros de la Cátedra de Emprendedores celebraban sus 5 años de trabajo (con éxito) y me invitaban a dar una charla en formato de 10 consejos para la internacionalización de la PyME. Buscando animar, estimular y ser provocador hice este dibujito que veis. Parece obvio ¿verdad? Esta es la pregunta a la que se enfrentan muchas empresas ¿no?  Exagerada, claro. Parece que hoy en día es algo inevitable… prácticamente todos los estudios indican que: No hay, ni habrá (al menos durante muchos años) ninguna actividad empresarial con mayor potencial, tasa de crecimiento, y rendimiento que el negocio internacional. Es más, especialmente en nuestro caso, hay un gran impulso, fuerza, y motivación desde distintos organismos públicos. Hay consenso en el mensaje político. Los datos lo muestran: solamente el 1% de las microempresas españolas presupondría la incorporación a la internacionalización de 32.000 nuevos exportadores. Una cifra equivalente a la cifra actual de exportadores regulares…

Claro que si te lo estás planteando, hazlo bien!! ¿verdad? Y por dónde empezar? Pues por plantearte la primera pregunta de todo proceso ¿Lo tienes claro? Si no, no lo hagas. La internacionalización se ha convertido en el bote salvavidas de muchas empresas que en plena crisis no encuentran en el mercado nacional salida a sus productos o servicios. Pero incluso exportar por necesidad no nos debe impedir reflexionar. La internacionalización exige un plan estratégico, un plan de internacionalización de toda la empresa, no sólo del producto/servicio, y esto no es algo que se pueda/deba improvisar. Exige un cambio cultural, una preparación, no sólo en ti, sino en toda tu empresa. Porque no debes dejar llevarte por las modas, y puede que todo esto lo sea (no lo creemos, pero…).

A continuación pregúntate ¿Tienes vocación internacional? Si no, no lo hagas. En todo proceso de internacionalización hay pilares importantes: Formación + Liderazgo + Compromiso. Y tener vocación exportadora implica que tienes un proyecto ilusionante y planificado a medio-largo plazo. Debe ser una apuesta clara y decidida, para no ser olvidada cuando el mercado doméstico entre otra vez en expansión. Plantéate por qué quieres exportar, y por qué hay compradores en los mercados exteriores para tu producto. Y además esto se debe acompañar por una mentalidad abierta. No seamos prepotentes, en otros países existen culturas diferentes, hábitos de compra distintos y usos alternativos del producto. Venderemos productos que tengan un encaje en ese mercado, no lo que nosotros queramos vender. Así que comprométete, lidera, y fórmate.

Sin prisa pero sin pausa: la preparación como base de la internacionalización.

Continuará….

Gracias

¡Hasta el próximo post!

Deja un comentario